27 julio 2015

"Nevado", el perro de Simón Bolívar

El 24 de julio se conmemoró el 232° aniversario del natalicio de Simón Bolívar, quien logró la independencia de Venezuela a lo largo de batallas que se prolongaron por más de 11 años. Hoy recordamos a uno de sus más fieles amigos: “Nevado”. 

Mucuchíes, fundado en 1596, pequeño pueblo del Estado Mérida, con sus altos páramos, vientos, cumbres nevadas, y casas de piedra, recibió al Libertador Simón Bolívar en el año 1813, cuando realizaba la Campaña Admirable. Después de la batalla de Niquitao, el 2 de Julio de 1813, Bolívar se dirigió a Mérida, donde permaneció durante 18 días, saliendo luego hacia Mucuchíes. 

En su paso por el Páramo, el señor Vicente Pino le regaló al Libertador un perro de la raza conocida como “Mucuchíes”. Esta raza, es descendiente del Mastín de los Pirineos; estos mastines  fueron traídos al país por los sacerdotes que fundaron dicha ciudad para que los grandes rebaños de ovejas que traían de España. Perros de gran tamaño, fuertes, inteligentes y hábiles que defendían los rebaños de los depredadores, y con los cruces y el tiempo llegaron a conformar la raza llamada como el pueblo. 

Bolívar le dio el nombre de “Nevado”. Dice la historia, que el perro era negro como el azabache, las orejas, el lomo y la cola blancos, lo que hacía recordar la cresta nevada de los páramos andinos, razón por la cual, le pusieron ese nombre. Vicente Pino además asignó al servicio del Libertador, a un indio mucuchero llamado Tinjacá, que había sido criado por él, amaba a los perros, y además conocía muy bien a la mascota. Quiso Bolívar que alguien cuidara del perro, y quien mejor que Tinjacá, por lo que le asignó este trabajo y de él aprendió Bolívar los silbidos para llamar a Nevado. 
Los oficiales del Estado Mayor bautizaron a Tinjacá como el “Edecán del Perro”, quedando así sellada la unión del Libertador, el indio y el perro. Cuentan que Nevado correteaba junto al caballo de guerra del Libertador, y que le acompañó por las ciudades y campos de batalla, recorridos en la gesta libertadora. En plena batalla, Nevado ladraba muy alto, sobresaliendo sus ladridos por sobre el fragor de la lucha, como dando ánimo a su dueño.

Así, vivió Nevado junto a su dueño, muchas batallas, sitios, vida de campamento, triunfos y derrotas, siempre acompañados por Tinjacá. Pero fue en la batalla de Carabobo el 24 de Junio de 1821, cuando llegó la separación definitiva. Después de la gloriosa batalla, que dió la libertad definitiva a su patria, se acercaron al Libertador dos de sus soldados, en quienes Bolívar, por la expresión que traían pudo adivinar que las noticias no eran buenas. En efecto traían la noticia de que Tinjacá estaba mal herido, y también Nevado. Bolívar lanzó su caballo al galope hasta el sitio en la llanura donde le habían señalado que estaban sus dos compañeros. 
Al llegar, Tinjacá con lágrimas en los ojos sólo pudo decirle:”¡Ah mi General, nos han matado al perro … !” Bolívar viendo a Nevado, ya muerto, tinto en sangre, no pudo decir nada. Fue cuando corrió una lágrima por su rostro. Como conmemoración, el pueblo de Mucuchíes erigió un monumento a este indio y a “Nevado”.
Fuente: noticiaaldia.com



Monumento a Nevado en Mérida
Detalle del monumento a Nevado

Detalle de la placa