24 febrero 2011

Parvovirus

Historia – Antecedentes – Situación Actual
                                                                                                  

El parvovirus canino apareció a fines de la década del ´70 y la primera cepa descripta fue denominada CPV2. Posiblemente este virus haya sido una mutación del virus de la panleucopenia felina, aunque no es esto seguro. Hacia 1978 se había difundido por todo el mundo. En 1979 se describe una primera mutación y se denomina CPV2-a.

Hacia 1984 aparece un nuevo mutante (genotipo) denominado CPV2-b. La aparición de vacunas vivas atenuadas llevó a encontrar un nuevo equilibrio entre el virus y la población canina mundial. Hacia el año 2000 se describe en Italia un brote de parvovirus en un criadero de Boyeros de Berna, en animales vacunados y al investigar el genoma viral, descubren una nueva mutación que pasó a denominarse CPV2-c. Numerosos estudios científicos demostraron que el nuevo genotipo NO ERA UNA MUTACION DE LA VACUNA DE PANLEUCOPENIA FELINA y que posiblemente haya sido una adaptación del virus de la parvovirosis del zorro rojo europeo. El primer antecedente de parvovirus CPV2-c es del año 2003, proveniente de una veterinaria de Caseros, sobre un canino que había sido vacunado y había enfermado de parvovirus (fui yo, personalmente quien tomara esa muestra que fuera procesada en el año 2009 por PCR en el Centro de Virología Animal – CEVAN, Conicet).

Las empresas fabricantes de vacunas (europeas y norteamericanas) conocían la existencia de este genotipo, pero jamás advirtieron de su existencia y desde su descripción en el año 2000 no han podido cultivarlo “in vitro” para su posterior atenuación y fabricación de una nueva vacuna. Si esto hubiera sido de otra manera, ya alguna empresa nos hubiese vendido esta vacuna y se habría diferenciado con una agresiva campaña de marketing, como lo hizo Ford Dodge con su genotipo atenuado CPV2-b.
Este año el CEVAN chequeó por PCR todas las vacunas contra parvovirus canino y todas, excepto la de Ford Dodge, poseen como cepa vacunal virus atenuado correspondiente a CPV2 (la cepa original de 1978) y Ford Dodge, tal como lo declara su publicidad posee como cepa vacunal una variante atenuada de CPV2-b.


Animales Vacunados y enfermos de parvovirus CPV2-c
En el mundo y también en Argentina hemos detectado cachorros enfermos de parvovirus con esquemas de vacunación completos e incompletos. Básicamente estamos observando brotes en criaderos, aunque hemos detectado casos que llamamos domésticos en algunas veterinarias en animales que no son de criadero.
Las principales empresas fabricantes de vacunas nos han entregado en muchos eventos tanto de criadores como veterinarios literatura científica donde dicen que sus vacunas protegen contra esta nueva variante de parvovirus, en todos se hace mención que realizaron experimentos sobre perros (generalmente beagles). Los animales de experimentación elegidos son beagles provenientes de bioterios criados bajo condiciones especiales denominadas “libres de patógenos específicos” o “SPF”. Básicamente estos son perros nacidos por cesárea y criados en “burbujas” donde están totalmente aislados de patógenos ambientales. Es importante destacar esto, ya que en condiciones experimentales los animales vacunados y posteriormente desafiados (expuestos) a virus salvaje, han sobrevivido a la infección experimental y los animales no vacunados (grupo control) desarrollaron en 2 a 5 días la infección.

¿Qué podemos rescatar de estos trabajos?
Que las vacunas, todas, protegen, al menos parcialmente y digo, parcialmente ya que la realidad de los criaderos no es la de un bioterio SPF, ya que los animales conviven con diversos patógenos ambientales y reciben de su madre inmunidad por anticuerpos tanto de placenta como por calostro (primera leche en las 24 a 36 hs de un neonato). Entonces al vacunar un cachorro en un criadero puede haber inicialmente
diversas parasitosis internas (coccidios, áscaris, ancilostomas y otros) o externas (demodexia, sarna) o infecciones fúngicas (malassezia, tiña) o infecciones bacterianas (estreptococos, estafilococos, bordetella u otros) o infecciones virales (parvovirus, coronavirus, distemper u otros) que comprometan el desarrollo de una inmunidad efectiva. Por otro lado al recibir anticuerpos maternos por calostro, los mismos pueden bloquear la vacuna viva, neutralizando los virus atenuados. Y éste es el quid de la cuestión. Intento mostrar los múltiples factores presentes al momento de vacunar un cachorro que pueden conducir al éxito o fracaso de una correcta protección. Sumemos a este comentario que hay una nueva variedad viral que es mucho más astuta que sus antecesores.
La última gran observación en este combo explosivo es el estrés, estamos vacunando un cachorro aproximadamente a los 45 días que fue o está siendo destetado, con cambios en su entorno social (desmadre, separación de sus hermanos, nueva casa) también cambios en la dieta (pasa de la lactancia a comida sólida) y frente a grandes requerimientos propios de la edad… debe crecer, construir músculos y desarrollar órganos claves para toda su vida.


Vacunar o no vacunar… Esa es la cuestión.

INDUDABLEMENTE DEBEMOS VACUNAR.

¿Cuándo, cuánto y cómo? Cada criador deberá establecer un plan inmunoprofiláctico junto a un profesional que pueda tomar decisiones sobre inmunidad poblacional, bioseguridad y nuevas tecnologías disponibles.

Algunos consejos generales:
  • Iniciar la vacunación de la lechigada entre los 40 a 45 días. Podemos anticipar la vacunación a los 30 días bajo determinadas condiciones.
  • Revacunar cada 21 días pudiendo extender el lapso a 30 días, según condiciones.
  • Contar con un adecuado plan alimenticio y antiparasitario de todo el criadero.
  • Frente a la sospecha de infección por parvovirus realizar un correcto diagnóstico, esto es remitir para PCR un hisopado rectal en seco y a temperatura ambiente (Cátedra de Virología FCV-UBA o CEVAN).
  • Retirar precozmente los cachorros del criadero frente a un brote de parvovirus.
  • Utilizar citocinas (IFN e IL2) en los cachorros enfermos, junto con el tratamiento sintomático.
  • El uso de interferón (IFN) alfa – beta oral antes de la vacunación proveerá al cachorro de un estado virostático que le dará más chances de sobrevivir si está en contacto con el virus salvaje.
  • Reforzar las vacunas con una dosis de IL2 permitirá aumentar la potencia vacunal como se demostró en otras especies.
  • El uso de Inmunoalfa® en el alimento de los cachorros, madres y recría permitirá reducir la circulación viral en el criadero.
  • La aplicación de una dosis semanal de IFN por vía intramuscular potenciará el efecto virostático.
  • Toda medida de bioseguridad física – química es poca y mejorará las chances de que nuestros cachorros no se enfermen. Me refiero al uso de desinfectantes, barreras de aislamiento, uso de fuego o formol.
Nuevas Tecnologías desarrolladas por el CIV

Interferón alfa – beta (IFNα-β) oral: el uso de una combinación de ambos interferones (IFNs) en una dosis de 100 UI (50 de IFNα y 50 de IFN β) permite desarrollar una fuerte inmunidad inespecífica en mucosas, sin observarse una absorción sanguínea del mismo, con lo cual no se inhibe la vacuna a virus atenuados, ya que ingresan por vía subcutánea y la respuesta se monta en los ganglios linfáticos. En 15 horas de la primera toma oral, cualquier virus no podrá replicarse con facilidad en la puerta de entrada (boca, nariz o conjuntiva ocular). El uso de IFNs oral permite en las primeras 24 hs tener un estado virostático en todas las mucosas, ya que las células activadas en la orofaringe viajan a otras mucosas (respiratorias, oculares, digestivas, genitales) e incluso piel.

Inmunoalfa®: es un polvo termoestable que posee una combinación de IFNs y Lectinas que promueven una vigorosa respuesta inmune innata, puede mezclarse en el alimento balanceado de cualquier categoría, nosotros sugerimos utilizarlo en hembras con cachorros al pie, en cachorros de destete y en animales de recría. El CIV está en contacto con una empresa de balanceados para poder desarrollar un alimento que ya tenga incorporado Inmunoalfa® en el mismo. Hemos terminado la etapa experimental que se prolongó por dos años con muy buenos resultados.

IFN alfa inyectable (IFNα): el uso de IFNα semanal en todos los animales de distintas categorías permite bajar la circulación viral. Además es un agente terapéutico para el tratamiento de animales enfermos o sospechados de estar infectados. Debemos tener en cuenta que el IFNα inyectable a diferencia del IFNs oral sí pueden interferir las vacunas, con lo cual la administración del mismo debe hacerse bajo supervisación veterinaria.

Interlukina dos (IL2): diversos estudios científicos en el mundo demostraron en diversas especies que la aplicación simultánea de IL2 con antígenos vacunales incrementaba la potencia de los mismos al momento de montar una respuesta inmune efectora. Hace meses que en diversas sedes del CIV nuestros profesionales vacunan cachorros con IL2 como potenciador de la vacuna. También diversos criaderos incorporaron esta práctica. Junto con el IFNα inyectable es una importante herramienta terapéutica en animales infectados por virus, ya que la IL2 es el principal agente de multiplicación de linfocitos y los virus provocan linfopenia.

Asesoramiento a criaderos =  Estrategias Inmunoprofilácticas
Hoy en el CIV estamos formando profesionales que puedan asesorar a criadores sobre el desarrollo de diversas estrategias inmunoprofilácticas sobre los siguientes ejes.
  1. Planes sanitarios (vacunación y desparasitación)
  2. Uso de citocinas como inmunomoduladores en planos preventivos y terapéuticos.
  3. Protocolos de bioseguridad
  4. Diagnóstico.             

MSA-MV Pablo F. Maure
CIV (Centro de Inmunoterapia Veterinaria)
Fuente: http://portaldog.com