Cuando al
rey Bhumibol Adulyadej (Rama IX) le trajeron una perrita de cinco semanas, nacida
de una camada callejera de los suburbios de Bangkok, humilde, pequeña e
indefensa, no le importó que llegara de los arrabales.
El rey Rama IX de
Tailandia, al que apodan El Glorioso, respetadísimo y venerado casi como una
divinidad en el país, se sentó en el suelo y la adoptó al instante. El
cachorro, llorando tal vez por extrañar a su madre, se acurrucó entre sus
piernas, se calló y se durmió. Había nacido un vínculo inquebrantable que sigue
vivo hoy, 15 años después, como una amistad profundísima entre dos ancianos.
La perra
preferida del rey se llama ‘Thong Daeng’, que significa cobre, está llegando al
final de su vida, pero no se separa de su dueño, de 85 años. El monarca, a
cambio, nunca la deja sola. Aquejado de un problema espinal, hace años que se
mudó de manera forzosa a un hospital en el que vive con la perra. Posa con ella
ante la prensa, la retratan en las felicitaciones del nuevo año y la saca a
pasear por los pasillos del centro hospitalario en su silla de ruedas. En el
país la conoce todo el mundo y a en cada cumpleaños recibe decenas de tartas y
regalos de los súbditos.
El rey
Rama IX ha tenido una vida larguísima en la que se ha rodeado de perros. El
monarca lleva en el trono más que cualquier rey del mundo. Lo coronaron en
1950. Ha sobrevivido a 15 golpes de estado, 16 constituciones y 27 primeros
ministros y en toda esa vida nunca ha encontrado una mascota como ‘Thong
Daeng’, con la que duerme y juega a diario.
Tal es la
admiración que le profesa que incluso le escribió un libro con su biografía ("La historia de Thong Daeng"),
que es una parábola sobre el comportamiento humano y el poder. Una edición que se terminó en el país y que se ha convertido en un objeto de
coleccionista.
Fuente: rumbotailandia.com