21 abril 2013

Julia

Mosquera, COLOMBIA

Julia es el "hada madrina" de los perros moribundos y abandonados. Los lleva a su casa y allí los cura y recupera.
Orión estuvo 15 días tirado en la entrada del barrio en medio de un charco de sangre sin que nadie se acercara a auxiliarlo. Era un saco de huesos que casi ni respiraba del dolor que sentía. Ese fue el primer perro que Julia rescató cuando pudo conseguir, hace 8 años, una casa en Mosquera (Cundinamarca) para auxiliar a los perros moribundos que pululan en la ciudad.

Esta mujer, contadora de profesión, simplemente no puede con ese sufrimiento. Salió corriendo para su casa, sacó unos periódicos y una cobija y lo levantó como una hamaca, sin asco de untarse de sus desechos. “Estaba vivo”, dice con ese gesto de humanidad con el que seguramente lo rescató, mientras le acaricia la sarna a otro de sus huéspedes.




Ella quería darle una muerte digna porque el perro tenía siete fracturas. Entonces le dio analgésicos y lo bañaba a diario con agua de caléndula. “No murió. Quince días después ladró. Quedó cojito y ahora es mi perro guardián”, contó. Orión no tolera a las personas, ni a otros perros, “quizá por el maltrato con que lo trató la gente en la calle”, dice Julia.
Lo cierto es que ella le construyó su propio ‘reino’: un espacio de su casa, en el que el perro es feliz.

Julia puede contar 48 historias diferentes, una por cada perro que hoy comparte su morada y de otros más que ha auxiliado desde que era niña y vivía en Villavicencio. “Mi papá recogía iguanas o pajaritos enfermos, los curaba y los volvía a soltar. Así aprendí a amar a los animales”, añade. Hoy, rescata los perros que el resto de la sociedad desprecia por sucios o enfermos.

Se sabe los nombres de todos y sus historias de vida: la de la perra Akita a la que le pegaron un varillazo y que llegó a su casa con neumonía; la de la Pitbull que botaron a la calle por agresiva; la de Pirula, la perra con un solo pulmón; la de Canica, a la que encontró amarrada en un parque de Mosquera, y la de Facundo, atropellado tres veces.

Para ella no hay mejor remedio que el amor y por eso pide ayuda en Facebook para que la auxilien porque sus escasos ingresos como contadora no le alcanzan.

Luego de salvarlos, Julia pone a algunos en adopción, no sin antes hacer una exhaustiva investigación de la familia solicitante y con la firma de un contrato que especifica que, de pasar algo, el animal debe serle devuelto solo a ella.

Los días son duros para Julia, que sufre de artritis. Se levanta a las 5 a.m. a limpiar las perreras, cuyos ladrillos ella misma pegó; lava el garaje y el patio, luego lleva a su hija de ocho años al colegio y reparte comida a diestra y siniestra. Una jornada que termina a las 9 de la noche. El ideal de esta hada madrina de los perros es poder tener una finca en Mosquera y vivir de su trabajo con los animales, por el que hoy no recibe sino ladridos de agradecimiento.

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Según Zoonosis, 65.000 de los 650.000 perros que hay en la ciudad son de la calle. Los datos son aproximados, porque desde el 2005 no se hace un censo. En Bogotá se realizaron, en el 2012, 31.000 esterilizaciones. Para el 2013 se tienen proyectadas 37.000.



Carol Malaver / "El Tiempo" (Colombia)