La sepultura de perro descubierta en julio de 2011 por un
equipo de las universidades de Cantabria (UC) y Lisboa en el yacimiento
mesolítico de Poças de São Bento (Alcácer do Sal, sur de Portugal) tiene
unos 7.600 años de antigüedad, según han confirmado los análisis
realizados en la Universidad de Oxford.
Excavación de la tumba del perro en los talleres del Museo Nacional
de Arqueología de Lisboa, con la participación de Cleia Detry,
especialista portuguesa en la domesticación del perro.
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Los investigadores han podido constatar que la dieta del animal
incluía un porcentaje aproximado al 25 por ciento de proteínas de
origen marino, lo que probablemente refleje la alimentación de sus amos.
Los
resultados se han obtenido en el marco de COASTTRAN, un proyecto
interdisciplinar del Plan Nacional de I+D+i coordinado por el
catedrático de la UC Pablo Arias, y en el que participan 58
investigadores de España, Portugal, Francia, Reino Unido, Irlanda,
Alemania, Suecia y Canadá.
El análisis se ha desarrollado en la
“Oxford Radiocarbon Accelerator Unit” (ORAU) de la Universidad de
Oxford, que es el laboratorio más avanzado del mundo para datación de
huesos, bajo la supervisión del investigador del proyecto y director de
esta instalación científica, Christopher Bronk Ramsey.
Tras
preparar unas pequeñas muestras de costillas del animal utilizando un
método de ultrafiltrado creado en la ORAU, las mediciones se obtuvieron
en un acelerador de partículas (AMS), procedimiento que permite obtener
dataciones más precisas y fiables que las que se consiguen con métodos
convencionales.
Prácticas de inhumación de perros
La
datación confirma que los cazadores-recolectores mesolíticos de la
Península Ibérica practicaban la inhumación de perros en los
cementerios, práctica conocida en el norte de Europa pero de la que
hasta ahora no se había documentado ningún caso en el sur del
continente. “El de Poças de São Bento es, además, particularmente
interesante por su cercanía a las fechas de la llegada de la agricultura
a esta parte de la Península Ibérica”, explica Pablo Arias.
El
enterramiento se ha podido conservar en su estado original, y
próximamente se expondrá en el Museo Nacional de Arqueología de Lisboa.
A
partir del día 25 de este mismo mes continuarán los trabajos de
excavación del programa de investigaciones que desarrolla en la zona el
equipo dirigido por Pablo Arias (UC) y Mariana Diniz (Universidad de
Lisboa), y en el que colaboran también investigadores del Instituto de
Gestión del Patrimonio Arquitectónico y Arqueológico del Ministerio de
Cultura portugués (IGESPAR), del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) y de las universidades de Uppsala y Évora.
Animal doméstico desde el Paleolítico
El
perro es el primer animal doméstico. Se sabe que algunos grupos de
cazadores del final del Paleolítico y del Epipaleolítico ya convivían
con perros, tal como ha constatado el equipo de Arias en la cueva
de Anton Koba, en Guipúzcoa, donde se ha datado un perro de unos 13.250
años de antigüedad.En el Mesolítico (10.000-6.000 años), el período correspondiente a los cazadores y recolectores que precedieron a la extensión de la agricultura y la ganadería por Europa, el perro se integra en prácticas rituales. A las tumbas ya localizadas en el norte de Europa se suma ahora esta descubierta en el sur de Portugal.
Fuente: UC (Univesidad de Cantabria)