15 julio 2014

El marcaje de los perros


Existen distintas teorías que tratan de explicar las motivaciones que conducen a los perros a marcar con su orina determinados lugares. 

Se suele decir que lo hacen para definir su territorio y dejar constancia de su presencia para que otros perros capten el “mensaje”. Sin embargo, tal vez las razones para hacerlo tengan más que ver con su fisiología que con una comunicación consciente y deliberada.




El olfato: un medio de comunicación para los mamíferos

Los perros suelen pasarse la mayor parte del tiempo durante los paseos olisqueando y marcando en lugares muy concretos que resalten respecto al resto del entorno. Para ellos parece ser algo realmente importante. Pero, ¿Qué sucede durante ese momento en la cabeza de los perros? ¿Por qué emplean tanto tiempo y energía en esa tarea?


En los mamíferos, dejar huellas olorosas facilita la tarea de encontrar pareja y regular la distribución geográfica entre distintos grupos sociales con el fin de minimizar las agresiones. Sin embargo,si nos fijamos en los perros, podemos darnos cuenta de que la utilidad del marcaje difiere en ciertos aspectos con el de el resto de cánidos, ya que su concentración geográfica es mucho mayor y el estilo de vida que llevan junto a nosotros conlleva una capacidad de socialización impensable para cualquier otro cánido.
Y aún así siguen marcando.

 

 

Investigaciones sobre el marcaje


Las conductas de marcaje de los perros no se ha investigado tanto como la de otros cánidos salvajes. Por ejemplo, aquí puedes ver un completo estudio creado por Margaret N. Parker sobre cómo el marcaje ayuda a distribuir la población de cuatro grupos sociales de licaón en un área concentrada cerca del río Okavango en Botswana (resulta interesante ver el mapa de la página 6 donde se muestra cómo delimitan sus cuatro territorios en un área tan pequeña cercana a los 60 kilómetros cuadrados).
En el caso del licaón, el marcaje cumple sin duda un rol importante para las relaciones entre distintos grupos sociales ya que los encuentros de los licaones con sus vecinos suelen tener como resultado lesiones graves y muerte.

En cuanto a los perros domésticos, tal vez Anneke Els Lisberg sea una de las personas que más ha investigado sobre el tema. Sus investigaciones suelen centrarse la búsqueda de patrones y diferencias en parques caninos con respecto al marcaje por perros de distinto sexo, “enteros” o castrados y en función de un término desarrollado por ella: la posición de la base de la cola (“tail base position”).

La doctora Lisberg nos muestra una idea interesante sobre qué perros marcan más, pero no profundiza del todo en cómo se produce esa conducta tan interiorizada dentro del comportamiento los perros, y hasta qué punto podría seguir resultándoles de utilidad.


 

La química del marcaje

 

Para entender cómo los perros continúan utilizando ese medio de comunicación olfativo podemos fijarnos en el proceso fisiológico que subyace al hecho de marcar, el cual podría proporcionar una explicación razonable de por qué la conducta de marcar es más intensa en machos que en hembras.


Cuando los perros perciben las sustancias químicas emitidas por otro individuo que haya marcado algún elemento del entorno con su orina (u otra fuente segregadora de feromonas), la combinación entre su bulbo olfatorio y su órgano de Jacobson (u órgano vomeronasal), les permite averiguar mucha información relevante sobre quién ha pasado por ahí.

Como bien explica Toni Mera en este genial artículo titulado “Los conceptos básicos sobre el olfato del perro detector“:




"Las neuronas del órgano vomeronasal se saltan todos los centros cognitivos del cerebro y envían señales directamente hacia las áreas que controlan respuestas innatas, emocionales y de comportamiento”.


Pero ¿Qué es lo que produce en último término la respuesta de marcar? La respuesta parece encontrarse en la relación entre el sistema límbico y endocrino de los perros. La forma en que se produce este proceso es aún algo misterioso y realmente complejo, pero tenemos algunas pistas:


-Donde se inicia la decisión por marcar tiene lugar en el Eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (formada por el hipotálamo, la hipófisis y las glándulas adrenales). 

-La acción de marcar viene dada por la forma en que interactúan varias hormonas, principalmente:


  • La testosterona: Encargada principalmente de regular la conducta sexual.
  • El cortisol: Liberado para que el organismo responda a un evento estresante.
  • La vasopresina: Conocida también como hormona antidiurética. Utilizada para regular los fluidos del organismo.


Teniendo esto en cuenta, podemos intuir que si nuestro perro huele el árbol por donde otros han hecho sus necesidades, su nivel de cortisol podría aumentar. Recordemos que para los cánidos salvajes percibir una marca olfativa de un desconocido es algo muy serio. Asimismo, otros eventos estresantes son capaces también de propiciar la micción aun cuando ésta no tenga nada que ver con el marcaje (ansiedad por separación, miedos intensos, etc).

Por otro lado, está demostrado que las hormonas sexuales aumentan la frecuencia de marcaje. Las hembras en celo marcan más, y no digamos ya los machos, que al percibir el rastro de sus feromonas, tratarían de marcar los lugares más cercanos a su residencia.


Una marca alta resalta entre las demás y reduce las posibilidades de que la señal sea interferida. Si a eso le añadimos que promueve su detección por otros perros al encontrarse más cercana a la altura del hocico y que el mecanismo urinario de los machos les facilita dirigir su marca olorosa, parece bastante lógico que lo hagan de esta forma. Incluso algunas hembras también han desarrollado técnicas de marcaje semejantes.


Por último cabe señalar una forma de marcaje que no suele tenerse tan en cuenta: la que produce con las patas al arañar el suelo. Se conoce que los perros son también capaces de segregar feromonas entre sus almohadillas.  
El hecho de que arañen el suelo tras orinar o defecar parece ser un buen complemento visual y olfativo de su “huella olorosa”.

 
Marcaje nivel experto



Fuente: webican.es / Jorge Ortega