05 diciembre 2019

Demencia senil en perros


La demencia senil en perros, también conocida como síndrome de disfunción cognitiva, es una enfermedad degenerativa que se produce con frecuencia en animales geriátricos de entre 6 y 10 años.




Se caracteriza por una alteración comportamental del paciente, de tal manera que el propietario y el profesional veterinario observan una pérdida progresiva de funciones cognitivas. Algunos de los aspectos que se ven afectados ante esta situación son:



La memoria

La capacidad de aprendizaje
El reconocimiento
La percepción del entorno
Sin embargo, esta patología no sólo afecta a la etología del paciente, ya que también está asociado a un cuadro clínico de alteraciones locomotoras, sensoriales y orgánicas del perro.



Neurofisiología y cuadro clínico

Existen determinados cambios químicos y físicos que se encuentran asociados a la edad y son los principales causantes de la demencia senil en perros. A nivel del encéfalo se produce atrofia cortical, dilatación de los surcos cerebrales, aumento del tamaño de los ventrículos y retracción de las circunvoluciones. No obstante, el hallazgo anatómico más significativo en esta patología es la pérdida progresiva de neuronas conforme el paciente va aumentando su edad. Diversos estudios realizados a lo largo de los años asocian la proteína quinasa C (PDK), proteína quinasa A (PKA) y a la proteína quinasa dependiente del AMPC con la memoria tanto a corto como a largo plazo en los perros debido, por un lado, a sus localizaciones en el hipocampo y, por otro lado, a su función de fosforilación a diversos sustratos del cerebro.


Las manifestaciones clínicas de la disfunción cognitiva canina abarcan desde pequeños signos como desorientación, dificultad para localizar la comida o reducción de las interacciones sociales, hasta alteraciones más graves como cambios en el ciclo del sueño, o la disminución de actividad física y respuesta sensorial a estímulos.


Nutrición y adaptaciones en la rutina


El síndrome de disfunción cognitiva es un proceso que no tiene cura, por lo que tanto los propietarios como el profesional veterinario precisan de distintas técnicas para paliar y retrasar, en la medida de lo posible, el cuadro clínico. Uno de los aspectos fundamentales en el tratamiento de la demencia senil en los perros es la terapia nutricional. Se ha comprobado que una dieta rica en antioxidantes, como la vitamina C, E, beta-carotenos, flavonoides y carotenoides, aumenta la función mitocondrial y enlentece el deterioro. Asimismo, los ácidos grasos y triglicéridos de cadena media también se encuentran relacionados con la función mitocondrial y la formación de la proteína precursora de sustancia amiloide, por lo que su administración puede resultar beneficiosa en pacientes senior o que ya muestran signos de este trastorno.




Por otro lado, también resulta necesario realizar cambios en la rutina diaria del perro para adaptarla a sus nuevas necesidades (abordaje etológico), incluyendo:

Paseos cortos.
Órdenes sencillas.
Reforzar el adiestramiento en positivo.
Simplificar los juegos.
Añadir al ambiente distintos olores y objetos para despertar su curiosidad.



Conclusión


El síndrome de disfunción cognitiva en los perros es una patología muy común en animales geriátricos con un cuadro clínico comportamental inespecífico. Para la mejora de la calidad de vida del animal es imprescindible una combinación de terapia dietética y etológica que cubra sus necesidades y retrase los signos clínicos.


Fuente: affinity-petcare | Vets&Clinics


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