16 noviembre 2019

Perros Potencialmente Peligrosos (PPP)


Es la denominación que las legislaciones de algunos países reservan para ciertas razas de perros que, por sus atributos físicos y su carácter temperamental, suponen un verdadero peligro para las personas en caso de confrontación. En esta lista negra encontramos razas como el Pit Bull, el Rottweiler y el Dogo Argentino, cuya tenencia requiere de una licencia que acredite capacidad física y aptitud psicológica para controlar al animal. 


Un nuevo estudio publicado en la revista Applied Animal Behaviour Science podría sin embargo acabar con esta idea preconcebida de razas peligrosas, ya que asegura que la conducta agresiva del perro se debe en mayor medida a la conducta agresiva del dueño.



La agresión de cualquier perro hacia una persona generalmente no encuentra otro final posible que el sacrificio del animal, ya que, en esta situación, lo que a priori fue una mascota se torna en un auténtico riesgo para la salud pública. El objetivo de este estudio llevado a cabo por investigadores británicos era analizar la conducta agresiva de los perros en diversos contextos para identificar los factores de riesgo. A través de una encuesta realizada a 4.000 dueños de perros, los científicos encontraron que el carácter del propietario era determinante en el grado de agresividad de su perro, en detrimento de la raza a la que pertenecía.





Según los datos recabados, los perros entrenados con castigo y refuerzo negativo tenían el doble de probabilidades de gruñir o morder a los extraños y tres veces más probabilidades de ser hostiles hacia los miembros de la familia. La mayoría de los cánidos no mostraron agresión en todos los contextos, lo que sugiere que este comportamiento es una respuesta aprendida en lugar de una característica intrínseca a la raza. La edad y el sexo del dueño condicionaban también el carácter violento del animal, siendo los varones de menos de 25 años los poseedores de perros más agresivos. 




Estudios previos ya habían vinculado una personalidad antisocial en hombres jóvenes con la predilección por dichas razas “potencialmente peligrosas".




No obstante, estas variables suponían una variación menor del 10 por ciento entre animales agresivos y no agresivos, lo cual indica que, si bien las características generales de las razas y los dueños son factores importantes a tener en cuenta, lo que verdaderamente determina la aparición de una conducta violenta es la experiencia del animal a nivel individual.

Fuente: MuyInteresante





Dice el portal Mundo Animalia sobre la ley de tenencia de perros "potencialmente peligrosos":


«Por nuestra parte, creemos que ni la raza ni las características físicas son factores que influyan de manera determinante a que un perro sea más o menos peligroso o agresivo. Por ejemplo, que el Pit Bull sea uno de los perros que normalmente protagoniza estos episodios de violencia tiene una explicación muy sencilla. El Pit Bull es un perro muy potente que originariamente se utilizaba como perro de pelea. En la actualidad esta actividad es ilegal pero muchos aficionados y delincuentes siguen entrenando a los perros para ese cometido, ya sea para peleas o para defensa. Creemos que una ley así no tiene mucho sentido y difiere mucho de la realidad. Ante todo, defendemos que no se haga una distinción tan radical y que no se clasifique a unas razas como peligrosas y a otras no. Un perro peligroso es el que muestra signos de serlo por su conducta, no por si es de una raza u otra o si tiene un aspecto musculoso o robusto».


Ver: Mundo Animalia - Perros Peligrosos