14 abril 2019

Reconstruyen la cabeza de un perro de hace 4.500 años


Fue a partir de los restos encontrados en una tumba neolítica en Escocia

La artista forense Amy Thornton utilizó impresiones 3D de una tomografía computerizada del cráneo de un perro encontrado en una tumba del neolítico, en las islas Orcadas al norte de Escocia, para crear una reconstrucción de su cabeza con músculos, piel y cabellos. La datación por radiocarbono de los huesos del perro hallados en la localidad de Cuween muestran que el cánido fue colocado en la cámara funeraria unos 500 años después de que se construyera la tumba, lo que sugiere que su enterramiento formaba parte de un ritual.



Según Steve Farrar, gerente de Historic Environment Scotland, que encargó el proyecto, al igual que hoy en día los perros eran mascotas muy apreciadas, y ya en el neolítico eran mantenidos y entrenados como guardianes o por los granjeros para ayudar o cuidar a las ovejas. Pero los restos encontrados en la colina de Cuween sugieren que los perros tenían un significado especial para aquellos que vivían entorno y utilizaban la tumba hace unos 4.500 años. Farrar especula si tal vez los perros eran su símbolo totem o se consideraban a sí mismos como la gente de los perros. En cualquier caso se trata del primer intento de reconstrucción de un can de esa época.

El perro de Cuween era del tamaño de un collie grande, y tenía rasgos similares a los de un lobo gris europeo. Los investigadores creen que puede revelar información sobre las prácticas ceremoniales y el significado simbólico de los canes en las islas Orcadas en el Neolítico Tardío, así como sobre la aparición de los perros domésticos en el III milenio a.C. 


La tumba de Cuween Hill, datada entre 3000 y 2400 a.C. es un claro ejemplo de enterramiento de cámara neolítico. Posee cuatro celdas que se abren desde una cámara central a la que se accede por un pasadizo. En ella se encontraron 24 huesos de cráneos de perros cuando se excavó el yacimiento en 1901, así como restos pertenecientes a ocho seres humanos.

Fuente: labrujulaverde