30 octubre 2014

Señor y perro



Thomas Mann
En 1918 parecía que se habría conjurado la Primera Guerra Mundial en Europa al dar por terminado el conflicto armado. Un aporte al postconflicto lo ofreció el alemán y premio Nobel de literatura Thomas Mann con su libro: "Señor y perro", con un tema aparentemente idílico.

No se sabe cómo exactamente ocurrió el encuentro solidario entre el perro y el hombre; aunque, etólogos del siglo XXI se inclinan a creer que, fue más por iniciativa de estos nobles animales que por el sometimiento que el hombre ejerció sobre él. Basta encontrarse con un perro callejero para ver esta actitud. 

El título del libro es ya sugerente, nos habla de señor y no de amo. El perro hace un pacto de solidaridad con un señor, que nos remite a nobleza, es decir, es un acuerdo entre nobles. La relación que establece el señor con el perro Bauschan, es de una gran amistad, en la cual el animal no deja su esencia salvaje y el señor no pierde su libertad.
 
                                                                                                                                                                                  
El preámbulo a los largos paseos está lleno de expectativas y alborozo ¡qué sentimientos de contento expresa el animal! Como dos compinches van a la aventura donde en la mayoría de los casos el perro toma la delantera e invita a su compañero a explorar nuevas rutas.
En casa, el animal está siempre atento a su señor y si lo siente triste o malgeniado hará todo lo posible por mitigar esas malas energías con sus cabriolas y ladridos mimosos.
Sin embargo hoy, se tiene una idea distorsionada del perro. Se considera que somos sus propietarios y por ello podemos disponer de estos de una manera cruel. Decimos que son fieles porque los sometemos y los torturamos, y su respuesta es, permanecer a nuestro lado sin resentimiento. En realidad ellos no son fieles sino nobles.
Dicha relación de sometimiento genera odio hacia el animal porque no satisface los caprichos de sus desalmados amos, en este sentido, se vuelven esclavos del mismo animal al intentar exhibir ante los otros que el perro les obedece.


El perro nos da una lección de convivencia en la cual lo que prima es la solidaridad. Nos invita a compartir pacíficamente en el tortuoso viaje de la vida, nuestras vidas.


Fuente: Cronicadelquindio / Jairo Urrea Henao