Salir a correr con tu perro puede ser una excelente idea, ya que los beneficios son para los dos, pues tendrán la oportunidad de pasar un buen rato juntos, divertirse y ejercitarse; además de llenarte de energía, en tu caso, y descargar la que le sobra en el de tu perro.
Es posible
ejercitarse con cualquier clase de perro excepto con los de razas muy
pequeñas o con aquellas que tienen ciertos problemas congénitos en el
sistema cardiovascular (como los Bulldogs), piernas cortas o problemas
de respiración.
En ambientes urbanos los perros, por lo general, viven en espacios
pequeños que no les permiten quemar la energía que les sobra y moverse
de acuerdo al ejercicio que necesitan, peor aún para aquellos que viven
en espacios reducidos como patios, jardines, terrazas o departamentos de
pocos metros, pues desarrollan ansiedad, la cual solo puede
solucionarse con ejercicio.
Si tu perro está acostumbrado al ejercicio desde cachorro, no tienes
ningún problema; sin embargo, es importante que cuando está en sus
primeros meses de vida le preguntes al veterinario qué tanto ejercicio
puede hacer y qué tan seguido, pues en la etapa de crecimiento podría
llegar a tener problemas musculares o de huesos.
Si a tu perro le cuesta trabajo, o te resulta incómodo
correr con él, debes trabajar para que se acostumbre a hacerlo. Los
primeros días tendrás que correr con correa y corregirlo cada vez que se
adelante, evitando darle jalones fuertes que puedan lastimarlo; para
ello usa una correa corta y enséñale a mantenerse a tu lado sin
cruzarse y sin detenerse a olfatear.
LESIONES
Las patas y articulaciones de los perros son más delicadas que nuestras
piernas; por si fuera poco sus cojinetes son blandos y pueden sufrir
quemaduras, cortes y lesiones importantes si no se tiene cuidado por
dónde se corre. Siempre debes estar atento a lo que tu perro hace; si
cojea, si se queja o si le cuesta trabajo avanzar no insistas y llévalo
con el veterinario antes de que una lesión leve se convierta en un
problema serio.