Existen diferencias entre los perros en su capacidad de selección de señales discriminatorias
Muchos estudios demuestran que los perros son
capaces de discriminar entre caras familiares y desconocidas pero en
este se sugiere que también pueden diferenciar a personas conocidas
gracias a la información visual que seleccionan de sus caras.
Las caras son una categoría visual importante para
muchos grupos taxonómicos, y el rostro humano no es una excepción.
Debido a que los rostros difieren de formas sutiles y poseen muchos
rasgos idiosincrásicos, proporcionan una rica fuente de señales
perceptivas. Una buena cantidad de esas señales se aprenden a través de
las interacciones sociales y se utilizan para la identificación futura
de los seres humanos individuales.
Los perros domésticos representan un modelo
perfecto a este respecto, debido a su probada capacidad para extraer la
información importante de la cara humana en las interacciones
socio-comunicativas. También hay pruebas que sugieren que los perros
pueden identificar a su propietario o a otros humanos conocidos usando
la información visual de la cara. Sin embargo, la mayoría de los
estudios han utilizado solo el comportamiento de mirar de los perros
para examinar su procesamiento visual de rostros humanos y solo se ha
demostrado que los perros pueden diferenciar entre las caras humanas
familiares y desconocidas.
En este estudio* se examinó la
capacidad del perro para discriminar las caras de dos personas conocidas
por elección activa (aproximación y contacto). Por otra parte, en
etapas sucesivas del experimento se investigó lo bien que los perros
discriminaban a los seres humanos en diferentes representaciones
reduciendo sistemáticamente la riqueza de la información y la calidad de
los estímulos. Los autores encontraron una enorme variación
interindividual e inter-etapa en el rendimiento, lo que indica que
existen diferencias entre los perros en su capacidad de aprendizaje, así
como en la selección de las señales discriminatorias.
A nivel de grupo,
el rendimiento de los perros disminuyó significativamente cuando se les
presentaron fotografías de cabezas humanas después de haber aprendido a
discriminar las cabezas reales, y cuando -después de volver a aprender-
se enfrentaron a las mismas imágenes que mostraban sólo las partes
interiores de las cabezas.
Sin embargo, como dos perros dominaron
rápidamente todas las etapas, los autores llegaron a la conclusión de
que los perros son, en principio, capaces de discriminar a las personas
sobre la base de la información visual de sus caras y mediante la toma
de decisiones activas.
Fuente: Portal veterinaria Argos / María Villagrasa Ferrer