Un nuevo estudio demuestra que los perros tienen un sistema de
comunicación de gran complejidad. Los ladridos de su perro, más allá de
causar problemas con vecinos y no dejarle dormir, están cargados de
significados que los canes -y a veces los humanos- pueden decodificar.
Brian Hare y Vanessa Woods, investigadores de la Universidad de Duke, Carolina del N, EE.UU, estudiosos de la inteligencia canina, condujeron varios experimentos
en los que comprobaron que existe entre los perros un elaborado lenguaje.
Al igual que los humanos, los perros pueden vocalizar. Si bien no lo
hacen con la misma sofisticación, la movilidad de sus cuerdas vocales
les permite alterar su voz para producir diferentes sonidos con
diferentes significados. Los ladridos y gruñidos varían según el
contexto.
En una de las pruebas, los científicos grabaron a dos perros gruñendo, uno
mientras protegía su comida y otro al acercársele un desconocido. En una
segunda etapa, se colocó un hueso jugoso y cada vez que un perro iba hacia
él se reproducían las grabaciones. Los perros titubeaban al escuchar el
gruñido por la comida más que el de por un extraño.
En un experimento similar, se grabó el ladrido de un perro al
sentirse solo y otro cuando se aproximaba un extraño. Diferentes perros
escucharon las grabaciones y se ponían en alerta al oír el ladrido
provocado por un extraño.
Claramente, los perros podían distinguir entre
los diferentes sonidos y comprender sus significados.
Sin embargo, la comunicación canina no es exclusiva de los perros.
Durante otro experimento se le pidió a un grupo de personas que
escucharan diferentes ladridos. La mayoría pudo distinguir entre
aquellos que eran amistosos, agresivos, por soledad, o causa de un
extraño. Se cree que los ladridos son consecuencia de la domesticación,
ya que los lobos raramente lo hacen.
A pesar de acompañarnos durante miles de años, realmente sabemos poco
acerca del lenguaje canino, quizá estudios como éste nos ayuden a
entender mejor a nuestro mejor amigo.
Fuente: National Geographic