30 julio 2012

En el viento viajan las voces



En el viento viajan voces y diversos sonidos, muy alejados en tiempo y espacio…
Existen peligrosos conjuros de atracción electromagnética que permiten percibirlos, que además, transmutan como propias las experiencias asociadas a dichas vibraciones…

Puede que continuamente ocurran estos fenómenos, sin la necesidad de fórmulas mágicas, sólo amplificando el poder de la imaginación… O como sugirió Aldous Huxley:

" [...] una de las funciones del sistema nervioso del animal humano es la de protegernos de lo infinito… Cada persona, en cada momento es capaz de percibir cuanto está sucediendo en cualquier parte del universo. La función del cerebro y del sistema nervioso central es la de protegernos de esta masa inagotable de información. Por así decirlo, filtrar la infinitud de lo real y hacerla digerible…”

Estar de pie en una zona elevada, en donde el vendaval pase brioso, cerrar los ojos y permitirse diluirse en el infinito, para escuchar en el viento…

El último agónico suspiro de ese oso polar, que acaba de morir exhausto, sobre su delgada e improvisada balsa de hielo…, que se deshace lentamente en el océano infinito…

… a ese anciano de mirada ya vidriosa, que desde su último lecho observa inmóvil  los fluorescentes del hospital  y siente que la vida se le escapa… pensando ¿qué carajo me pasará ahora…?

… el estruendo de ese adolescente vietnamita que acaba de explotar en trozos asimétricos, por pisar una vieja mina antipersonal de los patriotas yanquis.

… de esa gris paloma con genética degradada y hábitos mecánicos…, el crujir de su pequeño tórax, debido a esa despiadada pedrada, lanzada por unos niños de mierda.

… el ruido seco de ese centenario árbol, que cercenado ruidosamente, siente impávido cómo se desconecta de su tierra..., cayendo inexorablemente hacia ella.

… el llanto de esa joven ebria, que siente algo nuevo e intenso, mezcla de dolor y horrendo placer, sensación perpetrada por otros jóvenes que la retienen, indefensa.

… la risa de esa mujer adinerada, con rasgos globalizados de bisturí y muecas de guasón que celebra bebiendo su gran ascenso laboral, fruto de sus virtudes sexuales y curriculum maquillado.

… el quejido del atleta que recién superó la marca de tiempo, gracias a una ayuda extra-química, que piensa que la meta justifica sus medios.

… a ese lobo, que ya no siente el terrible dolor en sus piernas casi mutiladas… por esa trampa que no supo eludir…

Eludir… eludir la lucidez…, gran tentación para personas lúcidas. Se la puede eludir fácilmente…, aunque no el dolor que ésta provoca.

Calmado momentáneamente el vértigo ante el caos y la incertidumbre.
Calmada la ansiedad que provoca  carecer de respuestas ante los ¿para qué? de la vida… Calmadas estas agridulces furias con el placebo del descubrir lo relativo y aparente de las mutables respuestas ante los ¿por qué? de la vida…
Sereno contemplo el infinito…o imagino que lo hago…, o lo hago porque imagino que así lo hago…, o no lo sé… Ni me importa mucho ahora.
¡Qué panorama tétrico se formó…!  Aunque la vida, por fortuna, no sólo se manifiesta tétricamente.

Este conjuro, este infinito no filtrado, estas imaginaciones, atraen otros sonidos…

… los ladridos de alegría y recibimiento de aquel perro holgazán que saluda cariñosamente a su dueño recién llegado del trabajo…

… la risa con lágrimas de felicidad de aquella abuela que abraza a su nieta, recién casada con un muchacho caballeresco, educado y buen mozo…

… el estallido de petardos bajo una mesa navideña y las risas de unos niños traviesos…

… el piar de los polluelos, que recién eclosionados  buscan el calor de su madre…

… el sonido tranquilo de las hojas en un bosque centenario en una tarde cualquiera…

… el  sonoro primer beso de la vecina del sexto al chico del tercero…

… las palabras de aliento de ese padre a su hijo, una madrugada de insomnio por exámenes…

… el grito incomprensible de victoria, de aquel  troglodita escuálido, que recién logró atravesar la sabana africana…

… el estremecedor  aullido del lobo solitario a su admirada luna…

         Leo un email de una organización que dice: 

“ […] los niños y los trabajadores son obligados a realizar largas jornadas recogiendo y procesando el fruto del cacao. De acuerdo con diversos informes del Instituto de Agricultura Tropical, más de 284.000 niños de entre 9 y 12 años trabajan en granjas de cacao en África Occidental en condiciones peligrosas. De entre estos, más de 12.000 podrían encontrarse trabajando en condiciones de esclavitud, traídos de países como Mali, Burkina Faso, Benin y Togo…”

“ […] La nueva entidad bancaria gallega Novacaixagalicia ha sido intervenida recibiendo una inyección de capital de 2.465 millones de euros procedentes del bolsillo de todos los españoles. Varios ex-directivos de esta entidad se han jubilado este verano cobrando unas escandalosas indemnizaciones multimillonarias y, a pesar de la actual situación, se niegan a devolver el dinero obtenido. Entre ellos, el exdirector, que por la prejubilación, el seguro y el fondo de pensiones recibirá 18,5 millones de euros, de los que ha cobrado 7,7 millones…”
                 
         Y así, fluctúo del relax budista impasible a la tensión del estrés paralizante.
  Sentir y pensar en que se está perdiendo el tiempo es vertiginosamente horrible.

«Se ha visto que al escuchar música se activan las áreas del cerebro que se encargan de la imitación y la empatía. Son las zonas donde están las neuronas espejo, que actúan reflejando las acciones e intenciones de los otros como si fueran propias; de esta forma podemos sentir el dolor de los otros, su alegría, su tristeza e  imitar sus acciones.  Quizás por eso, la música es capaz de tocar nuestras emociones  y crear lazos sociales, porque nos permite compartir sentimientos…»

Carn Edeluz