08 julio 2012

El hombre que cuida a los animales de Fukushima

Naoto Matsumura alimenta todos los días a los animales que los habitantes de la zona contaminada por la radiación abandonaron en su huida.


Casi un año después del terremoto y el devastador tsunami que asolaron Japón, desde el país del Sol Naciente nos siguen llegando muchas historias humanas que demuestran la capacidad de sacrificio y entrega del pueblo nipón.


Naoto Matsumura, un granjero de 54 años, es el protagonista de una de estas historias. Matsumura vivía en la ciudad de Tomioka, situada a escasos kilómetros de la central nuclear de Fukushima y que fue evacuada al día siguiente de producirse el terremoto.

Este japonés, que llegó a la ciudad en 1971 para trabajar en la central nuclear, es desde marzo del pasado año el único habitante de la ciudad, después de decidir quedarse en ella para evitar que todos los animales domésticos abandonados allí por sus dueños murieran de inanición.


Matsumura tomó esta determinación al volver a la ciudad para poner a salvo algunas de sus pertenencias, tras evacuar a su mujer y sus dos hijos. Al regresar, vio cómo sus vecinos se marchaban abandonando a sus mascotas y animales de granja a su suerte. En ese momento decidió que tenía que hacerse cargo de todos ellos.

Desde entonces, dedica cada día a ir de casa en casa, cuidando de perros, gatos, patos, cerdos e incluso un avestruz que vive en el patio de una escuela de primaria. Compra la gasolina para su vehículo y se niega a utilizar la que está en los cientos de automóviles abandonados, porque dice que no le pertenece. 
Se alimenta de comida en lata comprada por él, y su honestidad, le impide entrar en las casas abandonadas, para tomer cosas que le ayudarían a llevar una vida mucho más cómoda.



Este pequeño gran héroe, que ya cuenta con su propia página de fans en Facebook, posiblemente morirá de cáncer en los próximos años, ya que vive en una zona en la que los niveles de radiación superan los niveles tolerables para las personas y, además, no usa trajes aislantes ni guantes.
Un sacrificio que se ve recompensado por la satisfacción personal de cuidar de los animales abandonados de Fukushima.

Fuente: ABC.es y otras