12 mayo 2012

A Niebla, mi perro



Rafael Alberti  es uno de los grandes poetas españoles. Este poema es un hermoso canto desde la inocencia del animal en medio de circunstancias adversas. Hay un halo delicioso -y a la vez una honda tristeza- en la evocación de Alberti, que hace recordar esas compañías en momentos difíciles, que ignoran el peso de la soledad, de las muertes, de la destrucción. Evocada desde la inmediatez del recuerdo de la Guerra Civil, la mirada de Niebla es una poderosa energía de la naturaleza.

                                              
Niebla, tú no comprendes: lo cantan tus orejas,
el tabaco inocente, tonto, de tu mirada,
los largos resplandores que por el monte dejas,
al saltar, rayo tierno de brizna despeinada.


Mira esos perros turbios, huérfanos, reservados,
que de improviso surgen de las rotas neblinas,
arrastrar en sus tímidos pasos desorientados
todo el terror reciente de su casa en ruinas.

A pesar de esos coches fugaces, sin cortejo,
que transportan la muerte en un cajón desnudo;
de ese niño que observa lo mismo que un festejo
la batalla en el aire, que asesinarle pudo;
a pesar del mejor compañero perdido,
de mi más que tristísima familia que no entiende
lo que yo más quisiera que hubiera comprendido,
y a pesar del amigo que deserta y nos vende;

Niebla, mi camarada,
aunque tú no lo sabes, nos queda todavía,
en medio de esta heroica pena bombardeada,
la fe, que es alegría, alegría, alegría.


 Rafael Alberti
 Fuente: El Bosque Escrito