26 diciembre 2015

El uso de pirotecnia daña a los animales


¿Cómo evitar que las mascotas sufran con los festejos de fin de año?

El uso de pirotecnia para festejar la llegada de las fiestas es una tradición muy arraigada en nuestra sociedad. Pero los que más sufren con estos fuertes ruidos son nuestras queridas mascotas.


Los animales tienen una capacidad auditiva diferente que la de los seres humanos. Muchos de ellos, detectan sonidos ultrasónicos, frecuencias inaudibles para nosotros, o tonalidades que para el ser humano son normales, para ellos representan un sonido mucho mayor.
Hay distintos estudios sobre la capacidad de audición de los perros. Algunos de ellos determinan que son capaces de oír miles de veces más que los humanos. 


Lo cierto es que si pensamos en el ancestro del perro (el lobo), éste puede detectar sonidos ultrasónicos producidos por sus presas, los roedores, y así de esta manera escucharlos, localizarlos y cazarlos.También la percepción de los sonidos es distinta entre humanos y perros, ya que éstos son capaces de detectar un sonido débil a una distancia entre cuatro y cinco veces mayor que el ser humano.
 

Los fuegos artificiales se fueron perfeccionando para hacer que sean más ruidosos y más duraderos, lo cual es una mayor agresión a la audición de la mascota.Hay animales que no se asustan frente a los estruendos, como tampoco se asustan de las tormentas, truenos, y demás ruidos. Pero hay otros que realmente no la pasan bien en estas oportunidades y, frente a estos ruidos se desorientan, ladran, se ponen nerviosos, buscan lugares donde esconderse, intentan escaparse, tienen comportamientos extraños, etc.
 

Pero ¿qué le pasa a nuestra mascota frente a estas situaciones? 

El sonido tan fuerte de la pirotecnia desencadena mecanismos de alerta en el animal, liberación de catecolaminas (adrenalina) con lo cual se produce un aumento de la frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria, excitabilidad, temblores, sensorio alerta o hasta incluso desorientado, se ponen en marcha mecanismos de escape frente a un peligro presente en ese momento (estruendo) entre otras cosas, y es por eso que vemos que  están ansiosas, jadean, salivan más de lo habitual, se mueven por toda la casa, buscan esconderse en lugares inusuales o intentan fugarse. 

En el mercado hay muchas drogas que lamentablemente son de venta libre y que son de uso común entre los propietarios.
 

La droga más comúnmente usada es la acepromacina, que es de la familia de las fenotiacinas, del grupo de los tranquilizantes mayores. Es una droga hipotensora, que disminuye la excitabilidad nerviosa de la mascota, produciendo un estado de calma o no, en animales excitados produce una disminución de la actividad motora entre otras cosas. Esta droga es usada en veterinaria como preanestésico combinada con otras para buscar los efectos deseados y disminuir dosis usadas. 
Hay razas en las que está contraindicado el uso de la acepromacina, como ser el Boxer y otros braquicéfalos por ser más sensibles. Hay ciertas patologías que impiden su uso también, y hay situaciones en las que no debe ser usada. Por lo tanto se puede deducir, que no es una droga inocua, y que su uso o mal uso puede causar daños severos en el animal. Es preferible NO usarla.

Se pueden tomar en cuenta ciertas medidas preventivas, para ayudar a la mascota a sobrellevar la situación lo mejor posible:

Mantener al animal en un lugar conocido por él, con elementos que no puedan causarle daño, como un quincho donde los ventanales son de vidrio.
Poner música, la radio o TV a un volumen moderado para disipar los ruidos. 
Cerrar ventanas y persianas para evitar el ingreso de ruido exterior. No dejar al animal en patios o terrazas al aire libre. Más allá del riesgo que esto implica, pueden caer restos de proyectiles que pueden quemar o lastimar a la mascota.
Mantener la calma para transmitirle seguridad.
Tener sumo cuidado con las puertas y los accesos, ya que si se asusta y tiende a escapar  la situación puede volverse peor.
Si se pone muy nervioso y está asustado, procura no hacerle excesivo caso, para que vea que no pasa nada. Aunque parezca contradictorio, si lo acaricias, lo tomas en tus brazos y le hablas con tono suave para calmarlo, estarás confirmando sus temores y su actitud. Así que aunque nos cueste resistirnos, lo mejor es demostrarle que no pasa nada, que no tiene por qué sentir miedo.

Siempre consultar al veterinario si es necesario medicar al animal, para poder saber si está permitido dársela, cómo, cuánto, cada cuánto tiempo, etc. Y de esta manera pasar unas felices fiestas todos los integrantes de la familia.


Fuente. Foyel