Los perros que persiguen su cola no están jugando, pueden tener un trastorno obsesivo.
Un equipo científico finlandés ha analizado cómo influyen distintas variables en el hecho de que los perros se persigan la cola. La raza, las experiencias de la infancia, el estrés o la alimentación son determinantes.
Un equipo científico finlandés ha analizado cómo influyen distintas variables en el hecho de que los perros se persigan la cola. La raza, las experiencias de la infancia, el estrés o la alimentación son determinantes.
¿Por qué los perros se persiguen la cola? Es una escena habitual, pero tal vez no sea solamente un juego simpático. Una investigación de la universidad de Helsinki ha encontrado similitudes entre este comportamiento canino y los trastornos obsesivos-compulsivos (TOC) humanos.
Los científicos han observado 400 perros nacidos en Finlandia
de las razas Bull terrier, Bull terrier miniatura, Staffordshire y Pastor alemán. Una parte de los ejemplares perseguía su cola a
diario, otros lo hacían varias veces al mes y otros nunca lo habían
hecho. Se ha detectado que los perros que actúan así, habían tenido éste u
otros tics recurrentes desde edades tempranas y que, como ocurre en los
seres humanos, también influyen la alimentación, las experiencias de la
infancia y la genética.
Muchos de los perros que perseguían su cola también repetían otros
gestos ( lamerse o morderse los costados, tumbarse repentinamente,
perseguir sombras…), eran tímidos y se asustaban más con el ruido. El profesor Hannes Lohi, director de la investigación, explica que también es habitual que las personas con TOC incidan en varios comportamientos u otros trastornos como el autismo.
También es un acto más común entre los perros que fueron separados de
su madre o que no recibieron un buen cuidado cuando eran cachorros. La
frustración y el estrés, por tanto, son otros factores que determinan
estos actos. En cambio, la cantidad de ejercicio que realiza el perro no
parece tener ninguna conexión.
Se ha observado que los animales
que consumen complementos de vitaminas y minerales con la comida
perseguían su cola con menor frecuencia que el resto. La investigadora
Katriina Tira dice que esta tendencia todavía no está probada, pero
existen indicios similares en humanos con trastornos obsesivos.
Los genes también tienen un papel importante, según los
investigadores. Algunas razas, como los pastores alemanes y los bull
terrier, tienen una tendencia mayor que otras a intentar atrapar su
cola.
La costumbre de perseguirse la cola no es un juego, sino algo que
aparece espontáneamente en algunos ejemplares. Los perros y los humanos
comparten entorno y estructura por razas, explica el profesor Lohi, que
considera que este descubrimiento va a ayudar a conocer mejor las enfermedades psiquiátricas en el hombre.
Fuente: lainformacion.com